Ésta es Amanda.
Le encanta leer un montón de cuentos a todas horas. En clase, le gusta mucho escuchar a sus profes, le gusta estudiar y aprender cosas nuevas. Sus compañeros/as de clase, no la hacen mucho caso. Cada vez menos, de hecho.
Dicen que Amanda es rara, porque lee mucho.
Y estudia.
Y como es rara no quieren estar con ella.
Pasan los días, y ya no sólo la dejan de lado, ahora se ríen de ella.
Y Amanda, intenta que no noten lo sola y despreciada que se siente.
Y como en la canción de Víctor Jara, «la sonrisa ancha, la lluvia en el pelo, no importaba nada…»
Y así, intenta pasar desapercibida porque sabe que los insultos, los comentarios…van a más.
Encima le han puesto gafas…pero no las lleva puestas. No quiere dar más motivos para que se rían de ella.
En la hora del patio, se pasa el rato con sus cuentos, medio escondida, evitando balonazos y risas, comentarios y miradas…porque la vida es eterna en cinco minutos y los recreos pueden hacerse eternos…
Sabemos que tenemos que enseñar a la clase a respetar, que tenemos que conseguir que Amanda aprenda a quererse…sabemos que debemos empezar por subir la escalera contra el acoso de La Teoría de la escalera de Fénix, Nadie se ríe de nadie…pero ¿ y tú?, como docente, como persona adulta…¿cómo actúas en éstos casos?
En el recreo, en clase, en casa… ¿estás pendiente de los comentarios, de las risas, de las burlas…? ¿ Quizás piensas que son sólo cosas de niños/as, que aguantar ese tipo de situaciones les hará más fuertes?
Y volvamos a pensar… que te insulten, te desprecien, te lastimen cada día, te juzguen y critiquen por tus gustos…¿te hace más fuerte?